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Viaje de estudios a Reggio Emilia 2015

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Ayer compartimos a través de la red la convocatoria del viaje de estudios a las escuelas de Reggio Emilia para los días 30, 31 de marzo y 1 de abril del ano 2015, una oferta de Diip (diseño, infancia, innovación y proyectos), finalizando el plazo de inscripción el 25 de febrero. Incluye:

  • Visita a la ciudad de Reggio Emilia.
  • Encuentros con la comunidad ciudana.
  • Presentaciones por parte de pedagogos, atelieristas, maestros y familias.
  • Presentación y análisis de proyectos de investigación realizados en las escuelas de la municipalidad de Reggio Emilia (0-3 e 3-6).
  • Visitas a las escuelas 3-6 y a una escuela primaria.
  • Visita al centro Internacional Loris Malaguzzi.
  • Visita al Centro de Reciclaje Creativo, REMIDA.
  • Visita al atelier Raggio di Luce.
  • Visitas a las exposiciones.
  • Visita al Centro de Documentación e Investigación Educativa.
  • Transporte en autobús a los centros.
  • Intérpretes en lengua castellana.
  • Pausa Caffé.
  • Aperitivo de despedida.

Desplazamientos y alojamiento no incluidos.

Para matrícula y desplazamientos, en Galicia, se puede solicitar ayuda a través de la convocatoria anual de reintegro individual de gastos por asistencia a actividades de formación del profesorado no universitario. Dejamos como referencia el enlace al procedimiento para el año 2014, ya que la del 2015 todavía no ha sido publicada.

Nosotras visitamos estas escuelas en el año 2010, así vimos cumplido uno de nuestros deseos profesionales acariciados desde el mismo momento en que conocimos esta iniciativa siendo aún estudiantes. De esta visita dimos buena cuenta en InnovArte a través de catorce entradas que se pueden encontrar bajo la etiqueta “Reggio Emilia”, en las que relatamos:

Escuelas de Reggio Emilia

Reggio 1ª: La maleta de Reggio Emilia

Reggio 2ª: contextualización

Reggio 3ª: líneas de fuerza

Reggio 4ª: proyección al exterior

Reggio 5ª: escuchar y conversar con los niños y niñas

Reggio 6ª: el trabajo por proxectos

Reggio 7º: niños y niñas con dereichos especiales

Reggio 8ª: un raggio di luce

Reggio 9ª: el plurilingüísmo

Reggio 10ª: la participación social y ciudadana

Reggio 11ª: la participación privada

Reggio 12ª: la documentación de los procesos educativos

Reggio 13ª: experiencias de trabajo

A experiencia merece mucho la pena.



Pintar con agua, arte efímero

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En lo más sencillo es donde habitualmente se encuentra mayor placer. En estos días del veranillo de San Miguel, con altas temperaturas en las aulas, decidimos salir al patio para pintar sólo con agua sobre el hormigón de los muros. Para ellos, pura magia. Jugar con el agua, dejar las huellas de las manos, de los pies, salpicar, manchar, escribir, dibujar con pinceles, brochas, rodillos, esponjas, jeringas o trapos, y al rato desaparecer lo que hicieron, fue algo que los mantuvo fascinados y entretenidos durante bastante tiempo.
Lo malo es que pocas ocasiones tenemos en Galicia para poder repetir la experiencia, por ello, en cuanto se den las condiciones, volveremos.


Maestras mayores con niños/as pequeños/as

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Desde que leímos el artículo, “Maestras mayores con niños pequeños”, publicado en la revista Aula de infantil nº 66, sobre el que ahora se abrió un foro en la web de la editorial, estamos dándole vueltas al tema: ¿qué es más adecuado para los niños pequeños, una maestra joven o una maestra mayor?
Puede que esta pregunta ni siquiera se debería formular, pero se hace, al igual que se hace sobre la idoneidad de la edad de los padres, a pesar de que cada quien los tiene cuando quiere/puede/decide. Aun así, a los padres mayores y las maestras mayores, a veces, se le pasa esta pregunta por la cabeza. A los jóvenes no tanto.
Poco tenemos que añadir a lo expuesto por la autora Clara Guindulain, y que comienza así:

Cuando me planteo esta cuestión, y pienso en las diferencias entre maestros mayores y jóvenes, lo primero que me viene a la mente es preguntarme qué necesita un niño de educación infantil de su maestra: afecto, seguridad, tranquilidad, firmeza, límites, atención, orden, conocimiento, sensibilidad, alegría, ilusión por la vida… Todo esto puede ofrecerlo una maestra mayor, y también una maestra joven, es más una cuestión de talante que de edad.
Nosotras, las maestras mayores, además de ser maestras, somos personas, de la misma manera que lo son las maestras jóvenes. Pero quizá sí que hay algunas vivencias que experimentamos de manera diferente, precisamente por ser más mayores, y porque los años vividos muy probablemente han hecho cambiar nuestra mirada.

Ahora bien, en más de una ocasión lo hemos tratado en este blog, así como de los motivos que conducen a las maestras de infantil experimentadas a pasarse para primaria.

Es cierto que hay un momento en el que todas pensamos que ya no tenemos las mismas fuerzas que cuando éramos más jóvenes, y que pudiera ser que esto prive a los críos de actividades que poco a poco vamos espaciando cada vez más. En ocasiones, también somos conscientes de la gran diferencia que hay entre nosotras y los padres/madres de nuestro alumnado, siendo conscientes del cambio generacional.

Puede que en esta reflexión haya que diferenciar varios planos: el de cómo se siente una maestra mayor con niños pequeños; el de cómo se sienten los niños pequeños (y familias) con una maestra mayor; y el de las diferencias de opinión/percepción entre las maestras más noveles y las más veteranas (esto se da tanto en infantil como en cualquiera otro nivel de enseñanza).
En los dos primeros supuestos coincidimos plenamente con el expuesto en el artículo: es más una cuestión de talante que de edad. En cuanto a las diferencias de opinión, sin querer atribuírselas a la edad –pues se dan incluso en los grupos más homogéneos-, pensamos que tanto la experiencia o la falta de veteranía pueden ser una fuente de enriquecimiento mutua, siempre y cuando no nos dejemos llevar por prejuicios: ni todas las maestras mayores, por ser mayores, están quemadas, ni todas las maestras jóvenes, por ser jóvenes, están llenas de ideas frescas e innovadoras. Hay de todo, por ello, innovación, desgaste, rutina, dejadez, desidia o fuerza no son palabras que vayan indefectiblemente unidas a las maestras jóvenes  o experimentadas. La que sí debería estar siempre presente es respeto. Respetando y escuchando nos daremos cuenta de lo que nos aporta la frescura o ingenuidad profesional de las jóvenes, y la experiencia o bagaje de las mayores.

Diferencias tan sutiles son para pensar pero nunca para pesar en una balanza, pues esta no tiene precisión suficiente para medirlas.


rEDUvolution, revolución educativa y pedagogías invisibles

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María Acaso

De todo cuanto se publica y se dice en los medios sobre educación, de cuando en vez (en escasas ocasiones), surge una voz que conecta con aquello que intuimos o que está en la linea de lo que pensamos. Esto es lo que nos sucedió cuando conocimos a María Acaso, profesora de la Universidad Complutense de Madrid que lleva anos abogando por la “revolución en educación”, bien a través de sus libros, conferencias, cursos, blogs, grupos o clases, no sólo denunciando la obsolescencia del actual sistema, sino dando alternativas.
Por ello, hoy queremos compartir unos enlaces a algunos de sus trabajos, para así poder conocer mejor la rEDUvolution que plasma en 5 ideas básicas:

Primera. Aceptar que lo que enseñamos no es lo que los estudiantes aprenden

Segunda.Cambiar las dinámicas de poder

Tercera. Conseguir que el aula pase de ser un NO lugar a un lugar habitado

Cuarta. Pasar del simulacro a la experiencia

Quinta. Diseñar procesos de evaluación creativa

Vídeo con su entrevista en “La aventura de saber”.http://www.rtve.es/drmn/embed/video/2401948La Aventura del Saber. María Acaso. REDuvolution

Blog de María Acaso
Propostas desde la web Pedagogías invisibles
Web Escuela de educación disruptiva
Libro “rEDUvolution”: hacer la revolución en la educación”


Libro “Pedagogías invisibles:el espacio del aula como discurso”


Libro “La educación artística no son manualidades”


Plantando crasas o suculentas

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A la vuelta de vacaciones llevamos la desagradable sorpresa de encontrarnos las pocas plantas que tenemos en un estado lamentable por el calor y falta de agua, motivo por el que estuvimos pensando para que esto no volviese a suceder. Así buscamos plantas que resistieran prolongados períodos de sequía y altas temperaturas. Descubrimos que podrían ser las crasas o suculentas, que muchos tenemos en los balcones y macetas en nuestras casas. Por lo cual comenzamos uno de nuestras experiencias en la escuela.

En primer lugar analizamos todo lo que necesitaríamos: macetas, tierra arenosa, plantas crasas, una ubicación cálida para el invierno, carteles explicativos para el resto de los compañeros/as, etc.

-Las macetas las hicimos con latas que decoramos con colores cálidos y motivos “desérticos”. Luego no hubo más que hacerle agujeros para que así pudiesen expulsar el agua sobrante.

-La tierra arenosa, nos supuso un análisis de sus cualidades (drenaje, ligereza y color). Aprovechando unas obras cercanas al centro, hicimos un plano con su localización para darle las indicaciones a las familias y así, cada una podrías recoger una cantidad aproximada de 2 k. que fue lo que calculamos precisaríamos para cada maceta.

-Las plantas las conseguimos en las casas de las familias y amistades del alumnado. Trajeron aloes, aeoniums, crásulas, etc, así pudimos comprobar el grosor de las hojas y tallos de estas plantas que actúan a modo de depósitos de agua, por ello son llamadas “suculentas”.

-La ubicación de las macetas nos supuso un estudio de las condiciones del centro: temperatura, accesibilidad, visibilidad, facilidad para el riego, y otras, por lo que nos decantamos por un “espacio muerto” que queda bajo las rampas de acceso al patio, donde tienen luz y calor, tal y como comprobamos con varias mediciones de temperatura.

Hecho esto, nos pusimos manos a la obra con las plantaciones, para lo cual empleamos distintos procedimientos de reproducción de plantas: de hijos, de trozos de tallo (esquejes) o de hoja. Nos interesaba mucho hacer esto para que también viesen que no siempre es necesario comprar las plantas; que se pueden obtener gracias al hecho de compartir con los amigos o vecinos.

En el caso de los aloe vera, aloe ferox, aloe aristata e aloe arborescens, fue muy fácil  ver cómo alrededor de la planta madre le van saliendo hijos que se pueden arrancar con raíz y plantar ya directamente en la tierra.

As crásulas arborescens o las de trompetas fue preciso dividirlas en trozos más pequeños que plantamos en la tierra y alguna en un recipiente de cristal para poder seguir el proceso de echar raíces. Al cabo de una semana ya se podían apreciar unas pequeñas y a los veinte días estaban en condiciones de plantar, lo que nos vendría a indicar que a las que estaban en la tierra le sucedería algo similar.

El cactus de Navidad lo dividimos en cada una de sus “paletas” lo plantamos inicialmente en una bandeja con tierra especial para enraizamiento (sustrato, fertilizado, húmedo, con abundancia de perlita). Periódicamente haremos comprobaciones y cuando veamos que echa raíces y nuevas paletas, lo pasaremos para otras macetas.

El aeonium arboreum del que una niña nos trajo una “planta madre”, fue preciso dividirlo en cada una de sus “piñas” que colocamos en vasos de plástico con agua para ver cómo le van saliendo las raíces antes de trasladarlas a la tierra.

Entretanto pudimos ir conociendo muchas características de estas plantas, desde sus lugares de origen, utilidades, propiedades, usos en la medicina alternativa, cosmética y otros.

Cuando todas estén enraizadas y plantadas en sus macetas pasarán para el “Jardín de las crasas”, que es cómo denominamos esta zona del centro, que preparamos con carteles explicativos, que están a la vista de todo el alumnado desde el patio. Esto también nos supuso largos debates porque queríamos una cartelería que no impidiese la visibilidad, por lo que los rotuladores con pintura para vidrio nos parecieron la mejor opción; el problema surgió a la hora de escribir desde dentro para ser leído desde fuera. Tras muchos intentos, dimos en calcar por dentro lo que queríamos que fuese visto desde el exterior.

El seguimiento del proceso de enraizamiento, el control de humedad y de temperatura (ahora con el cambio estacional), nos mantienen ajetreados en varias ocasiones a la semana. Ahora, poco a poco iremos recreando un ambiente “desértico” (conchas, piedras, ramas secas), más acorde con el Jardín de las crasas.

En estos días, incrementamos la colección de crasas con el regalo que alguien nos hizo, unos kalanchoe, también crasas, que habían aportarán un toque de color.

Esta experiencia nos supuso el trabajo de un mes, con un montón de oportunidades de aprovechamiento didáctico, aprendiendo, investigando, conociendo el ciclo vital de las plantas, escribiendo notas o planos, tomando apuntes, pesando, midiendo, colaborando con las familias, y también, cómo no, descubriendo que no es preciso gastar dinero para tener plantas, ya que compartir hijos o esquejes es una opción para tener un jardín de coste 0.

Confiamos en que en esta ocasión hayamos acertado con las plantas adecuadas para nuestro centro.

Ver a presentación de todo el proceso. 

Crasas

Espacios y tiempos en educación infantil

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La organización de espacios y de los tiempos puede que sea uno de los temas que más preocupa a las personas que se dedican a la educación de la infancia. Con tal motivo a Revista Latinoamericana de Educación Infantil, dedica su 2º volumen de 2014 a esta cuestión tan relevante, tan tratada pero nunca cerrada, ya que cada niño, cada niña, cada maestro/a, cada sociedad y cada época precisan un espacio y un tiempo diferente.

Sobre los autores o los artículos no se puede mas que invitar a la lectura de las colaboraciones con unos títulos ya de por sí sugestivos.

Desde aquí se puede consultar la tabla de contenidos o acceder al volumen completo.

Monográfico

Espacios y tiempos en Educación Infantil. Coordinadores: Lina Iglesias & Quinto Borghi

Tiempos y espacios en la Educación Infantil. Miguel Ángel Zabalza Beraza

La organización del espacio por ambientes de aprendizaje en la Educación Infantil: significados, antecedentes y reflexiones. Maria A. Riera Jaume, Maria Ferrer Ribot & Catalina Ribas Mas

La adaptación del espacio a las diversas situaciones didácticas. Rossella D’Ugo

Ambientes para la infancia: escuelas entre experiencia y proyecto. Clara Eslava Cabanellas

La didáctica Montessori en la escuela infantil. Un método para programar espacios y tiempos a medida de los niños. Barbara De Serio

El espacio empático en la educación: representación del espacio y empatía, de Piaget a la didáctica de la “simplicidad”. Pio Alfredo Di Tore, Stefano Di Tore, Giuseppina Rita Mangione & Felice Corona

El tiempo en los servicios educativos de la primera infancia. Battista Quinto Borghi

Entender el ambiente: buenas prácticas en los ecosistemas de cuevas. Sabrina Pandolfi & Paola Nicolini

La representación de la actividad física y los comportamientos sedentarios en las imágenes de libros de texto españoles del segundo ciclo de educación infantil. Javier Molina García & Vladimir Martínez Bello

Niños que leen antes leer. Experiencias educativas en zonas de lectura para niños pequeños y padres. Vanna Gherardi

La observación del tiempo. Cómo enriquecer una rutina diaria bajo el enfoque de las competencias básicas. Ángeles Abelleira Bardanca

En la Red: Reevo & Let the children play. Ángeles Abelleira Bardanca

Recensiones

Neuroeducación (Francisco Mora). Tomas Ortiz Alonso

Pulgarcita (Michel Serres). Ángeles Abelleira Bardanca

Territorios de la Infancia. Diálogos entre arquitectura y pedagogía (Isabel Cabanellas & Clara Eslava (coords.); Walter Fornasa, Alfredo Hoyuelos, Raquel Polonio & Miguel Tejada)(Angela Glenn, Jacquie Cousins & Alicia Helps). Javier Abad Molina

Noticias ILAdEI (Instituto Latinoamericano de Estudios sobre la Infancia): Congreso Latinoamericano de Educación Infantil: el legado de Maria Montessori

para el siglo XXI


¿Sabes pasear?: “Manual del buen paseante”

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¿Sabemos pasear o sólo nos desplazamos de un punto a otro? ¿Alguien le habla a los pequeños de lo que puede suponer un paseo o sólo los sacan a la calle para que desahoguen? ¿Paseamos por placer o sólo porque hay que mover el cuerpo?
Algo tan sencillo como es pasear no todo el mundo sabe cómo hacerlo, por ello quedamos gratamente sorprendidas con esta pequeña joya de Raimon Juventeny, “Manual del buen paseante. Descripción en veinte puntos”, publicada por Faktoría K de Libros. Lo quisimos desde que lo vimos reseñado en el blog Biblioabrazo. Lo encargamos en la librería, y cuando lo tuvimos en las manos lo primero que nos agradó fue su pequeño formato y una tipografía que recuerda la de las máquinas de escribir antiguas. Las ilustraciones, de por sí, ya producen una sensación de serenidad, de paz y tranquilidad, y el texto es algo tan sencillo como veinte pequeños principios elementales y indiscutiblemente necesarios para poder disfrutar de un paseo. Tan básicos que incluso deberían plasmarse en carteles para exponer en parques o rutas de senderismo.

Punto uno: El buen paseante sale a pasear cuándo le apetece.
Punto dos: El buen paseante nunca tiene prisa.

Estos dos principios de un buen paseante podrían resumir lo expuesto en el prólogo por el periodista canadiense Carl Honoré, reconocido internacionalmente  por su “Elogio de la lentitud”, en el que critica la actual sociedad obsesionada con la velocidad. En este caso, defiende que “caminar es una actividad que viene de lejos, una actividad normal”.
No obstante, en la actual era de la impaciencia, la mayoría de la gente camina con una actitud equivocada. Nos movemos por las calles descargando nuestra rabia contra cualquiera al  que se le ocurra frenar nuestra marcha. Utilizamos podómetros que, con su recuento de pasos y de calorías quemadas, convierten el paseo en un ejercicio físico; e incluso vamos haciendo otras cosas mientras caminamos, como comer, beber café o jugar con el móvil.”
“El Manual del buen paseante” es una certera crítica a esa tendencia de correcaminos. Es un pequeño e ingenioso canto al placer que proporciona un buen paseo.”
Nosotras llevamos días trabajando con él en clase. Nuestro alumnado entendió por las claras el mensaje que intenta transmitir; de hecho, a la vuelta del fin de semana, nos contaron que habían estado paseando como buenos paseantes: sin prisa, sonriendo, observando, asombrándose con la naturaleza, conversando, escuchando, mirando las nubes, recordando melodías, descansando cuando querían, y durmiendo muy, muy bien tras la caminata.
Ahora, para sensibilizar a las familias, lo primero es preguntarles si saben pasear, de modo que elaboramos una encuesta que le facilitarán sus hijos/as, en la que en veinte ítems, valorarán si son buenos y buenas paseantes o no. A continuación elaboraremos un cartel con las cualidades que debe reunir un buen/buena paseante para exponer en la entrada del centro.


Para finalizar, decir que en una obra así, parece del todo lógico que esta publicación sea fruto de la colaboración de varias editoriales y que recoja el cálculo de la mochila ecológica de cada ejemplar.

Una delicia de libro para ter a mano o para regalar.

Ver avance.


“Vagalume de versos”

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No todos los intentos de escribir poemas para niños y niñas pequeños logran su objetivo, unos por exceso de abstracción, otros por ñoñería de más, otros porque no aciertan con las temáticas y algunos porque el lenguaje no es el adecuado. Llegado ese punto, nosotras preferimos rechazarlos, pues hacen más mal que bien por la sensibilidad y gusto poético de los pequeños. Por eso, ya nos tardaba el poder compartir esta novedad de  María Canosa, ilustrado por Yago Puentes y publicado en Galaxia.
“Vagalume de versos” es uno de esos libros de poemas que todas las maestras de infantil queremos tener a mano porque en cualquier momento podemos tirar de él, tanto por la variedad de temas como porque son de esas pequeñas “píldoras poéticas” que dejan buen sabor de boca y ganas de más.
Según la reseña editorial:

Un libro que nos recorda o que pasa nas noites de verán. Nas noites de verán, un dos espectáculos máis fermosos, ademais do ceo claro e estrelado, é ver os puntos de luz que desprenden os vagalumes, coándose entre as herbas, como tesouros agochados que chaman por nós. Así son estes poemas, sinxelos e naturais, coma se os versos estivesen voando entre as nubes, no aire, agardando ser atrapados por estas páxinas, para contarnos historias de todo o que nos arrodea.

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Aceite I: aceitunas y olivos

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La pasada semana, llevamos a clase una rama de olivo con aceitunas. Fue toda una sorpresa porque no reconocían el fruto, decían que si eran uvas, ciruelas o cerezas. En verdad, en nuestra zona no es fácil ver olivos con fruto, pero en Galicia habelas, hainas, de hecho, según las investigaciones, fueron traídas por los romanos y, luego, de aquí, bajaron por la península, y no al contrario como se podría pensar. Ahora, se está recuperando la producción de aceite gallego, especialmente en aquellas zonas en las que se conservaron los árboles pese al mandato de la época de los Reyes Católicos de cortarlas todas.

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Preguntados de dónde viene el aceite, la respuesta es un clásico, “de la botella”, bueno es que saben que sirve para freír, para aliñar las ensaladas, en el pulpo a la feria o con pescado cocido. Así, dedicamos un tiempo a conocer los árboles, el proceso de recogida de la oliva (ahora en el otoño) y de la elaboración del aceite. Después, hicimos una cata de aceite sobre trozos de pan.

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Fue tal el éxito de la actividad que decidimos darle continuidad.
Recordamos que a finales del curso pasado conociéramos los  nombres de las calles de nuestra localidad porque todas ellas llevaban el nombre de los árboles que tienen plantados en los márgenes; entre otras, la calle Oliveiras. Así que les pedimos que fuesen con sus familias a mirar si los olivos de O Milladoiro tenían aceitunas.

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Por sorte, no polígono industrial no que está ubicada a escola ten a súa sé a empresa galega Olei, dedicada a recuperar e explotar o aceite producido en Galicia. Puxémonos en contacto coa súa directora, a bióloga María Estévez, quen se entusiasmou coa idea de explicarlle aos cativos o proceso, falarlle sobre a variedade autóctona de oliveira -a “brava”-, facerlle unha cata de aceite, e regalarnos uns exemplares destas árbores para poder plantalas nos terreos do centro.

Alumnado, familias e a comunidade implicadas nun proxecto que nos ten a todos entusiasmados. Pouco máis se pode pedir de algo tan sinxelo coma unha póla de oliveira.
Seguiremos contando.


Aceite II: pan de aceite y aceitunas

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Continuamos descubriendo más sobre los olivos, las aceitunas y el aceite, así quisimos preparar una comida en la que estos productos fueran los ingredientes principales. Nada tan sencillo como el pan. Seguimos la receta de la focaccia (hogaza) italiana, “pan pobre” enriquecido con aceite y adornado con aceitunas. Simple pero con mucha miga.

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El alumnado participó en el proceso de amasado,  contabilizó el tiempo de reposo para que la levadura actúe, registró los cambios producidos en el tamaño de la masa, le dio forma, pintó el pan con aceite, lo adornó con olivas cortadas (verdes y negras –maduras-), lo llevó al horno y esperó expectante por los resultados. El olor de las bandejas acabadas de salir fue el mejor indicio del éxito de la elaboración. Una delicia que compartimos con los compañeros y compañeras del centro, y cómo no, con el profesorado y personal de cocina que tan gustosamente se prestan a colaborar con nosotros.

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Sabores, olores, frutos del otoño y el gusto por compartir con todos un producto saludable elaborado con cariño.

Ver presentación.

Pan de aceite

Enseñantes: motivaciones y desmotivaciones

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Eucaliptos arcoiris

Hoy, Día de la Enseñanza en Galicia, las redes sociales y medios se llenarán de vídeos, artículos, citas, poemas y manifiestos sobre los/las docentes y la labor que desempeñan en la sociedad, incluso se buscarán las opiniones y recuerdos escolares de gente famosa, famosilla o popular. Todo muy bonito si fuera siempre así, pero la verdad es que los restantes 364 días del año lo que se hace es dar leña al profesorado. Explícita o implícitamente, esta segunda es casi la peor forma de hacerlo porque es la que tiene más calado social, también la más habitual y en la que incluso participamos los propios enseñantes difundiendo las críticas a través de las redes como si no fueran con nosotros porque nos las presentan en bonitos y modernos “envoltorios”.

Veamos algún ejemplo.

En los últimos tiempos hay una tendencia a desmitificar los “síndromes” que se inventaron y que llenaron millares de páginas o de consultas de especialistas, principalmente, hiperactividad, TDAH. Ahora ya dicen que es una invención, que lo que realmente le sucede a esos críos es que “se aburren en la escuela”. Coincidimos con las dos afirmaciones, ahora bien, debemos culpar a los maestros de que no sepan despertar la cada vez más hedonista y esquiva curiosidad de los niños, o deberíamos preguntarnos qué  transformó la escuela en aburrida. Podría ser que no somos capaces de superar la sobreestimulación que reciben a toda hora con chutes varios de ludiactividades antes y después del horario escolar, en la calle, en los centros comerciales, en las fiestas temáticas o en los aniversarios. Todo es una romería, viven montados en una montaña rusa que cada vez debe tener giros más excitantes porque a todo se acaba acostumbrando uno. No estoy negando que haya escuelas y aulas en las que los pequeños se aburren de pura necesidad, que haberlas hailas. Ahora bien, la pregunta es si tenemos que competir o si tenemos que contrarrestar toda esa fiesta. Hay quien ya optó por la primera posibilidad, baste echarle un vistazo a los centros en estos días y encontraremos maestras brujas, hechiceras, animadoras del miedo, hacedoras de manualidades ad hoc para el SamaínHalloween; las escuelas como parques temáticos de aventura y de la animación. Como decía es una opción. La otra es mantener la escuela como un espacio de aprendizaje de vida y de serenidad; esto puede ser aburrido, por supuesto nunca tan vistoso y aplaudido como lo otro, incluso se puede correr el riesgo de parecer aburrida.

Entonces y volviendo al punto inicial, le preguntaríamos en primer lugar a los felices predicadores “antisíndromes” (casi ninguno de ellos con experiencia docente en escuelas) qué entienden por aburrimiento, cuál sería el antídoto y, por supuesto, si creen que es culpa de los docentes, o será de la sociedad en general y de las leyes del mercado en particular.

Pero el daño ya está hecho, la descalificación de los enseñantes y de la enseñanza pulula por las redes en formatos como TED (no olvidemos, tecnología, entretenimiento y diseño) -más de lo mismo-, píldoras excitantes que provocan euforia superficial y escaso análisis real (pastilleo), en el caso que nos ocupa, la educación, especialmente centradas en “motivación” y “creatividad”. Entretenimiento sin límites.

Otro ejemplo de descalificación implícita es lo que suponen las utilizaciones interesadas de las evaluaciones de culto como PISA. Ahora también ya se empiezan a escuchar muchas voces críticas -no sólo procedentes del lado de los enseñantes-, pero el mal ya está hecho. En cualquier tertulia de mediopelo, en cualquier tema de mediopelo, le echan la culpa de cualquier mal al sistema educativo, la escuela y a los enseñantes; y para que nadie piense que es un opinador de mediopelo, menciona los resultados de PISA (que ni los conoce ni sabe en qué consisten y pobre de él como se los aplicasen) y ya queda como un tipo/a ilustrado. ¡Vaya, pues en estas andamos! ¡La credibilidad de los docentes puesta en tela de juicio por gente de tan poco pelo!

Bien, pues entre otras muchas, esto es a lo que me refiero cuando digo que fuera del día de hoy la veda contra los educadores está abierta sin ningún tipo de limitación, excepto para unos pocos que siempre, en cualquier momento, se acuerdan y agradecen el gran bien que le hicieron los enseñantes.

Por ello, pediría que quien así piense, por respeto a la enseñanza, a los enseñantes y a nosotros mismos no comparta pavadas ni disparates. Eso sí que sería un homenaje a nuestra labor, porque el resto no hace más que desmotivar a los que nos dedicamos a educar.


Niñas princesas

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En la reunión final del curso pasado y en la de inicio del presente, dediqué un espacio de tiempo a reflexionar con las familias sobre un hecho que estaba/está llamando profundamente mi atención y que me llena de preocupación: la proliferación de las “niñas princesas”; denomino de este modo la moda de que las pequeñas lleven las uñas pintadas, collares, pulseras, diademas–corona, ropa interior y exterior que se asemeja a la de las adultas, etc. Habrá quien piense que no es más que una moda temporal o un gusto normal por lo llamativo, sin más importancia que la “coquetería” de las niñas o de la intención de emular a las chicas mayores. Yo, sin animo alarmista ni timorato, no lo veo así, me parece un anuncio y un síntoma de la pérdida de los derechos de la mujer; una de las consecuencias más palpables de la imposición de modelos femeninos no respetuosos por parte de la publicidad, de los medios y de la sociedad de consumo; las no visibles ya se verán.

Hay quien piensa que soy una exagerada. No lo creo. Sea por deseo de las niñas o por gusto de las madres, se están transmitiendo unos mensajes que ellas adoptan como normales desde bien crías. Maquillajes, peinados, zapatos de tacón, desfiles de moda o combinar accesorios nunca fueron preocupaciones de las niñas de infantil, ahora sí. Y esto no es normal, aunque lo hagan las hijas de las famosas de la prensa rosa.

En la clase ya suscita problemas. Llega una pequeña de esa guisa y, de inmediato, todas las demás, enloquecen por tener lo mismo, máxime cuando dicen que es de “chicas mayores”. A continuación se establece un juego perverso entre las pequeñas en el que excluyen a las que no tienen cosas bonitas (brillos y adornos), y cómo no a sus compañeros niños, porque ya diferencian lo que es “cosas de chicas y cosas de chicos”. Estamos a hablando de crías de 4 y 5 años. Qué quieren que les diga; que no me parece algo admisible en una escuela en la que tratamos de educar en igualdad, y que me llena de tristeza que unas series infantiles y unos modelo femeninos no adecuados echen por tierra lo que hace años fue una conquista. Y aun más triste es que haya quien no preste atención a este peligro o que lo tome como “cosas de crías”.

En mi aula, explicadas a las familias esas vertientes de lo que para muchos no es más que un entretenimiento lógico, normal y natural de las niñas, “de por sí más coquetas” que los niños, coincidieron conmigo en que era algo que deberíamos evitar. No las hubo, pero podría haber reticencias, llegado ese punto, así lo expuse en una reunión de equipo, serían los centros los que tendrían que adoptar algún tipo de medidas, pero, ahí la cosa es complicada porque, hasta dónde llegan las normas escolares y hasta dónde los derechos de las familias. Mejor será lograrlo desde la comprensión, argumentando y haciéndolos reflexionar sobre las consecuencias futuras de algo -inicialmente- tan banal.

Los medios de comunicación también empiezan a hacerse eco de esta moda, así lo resumen en este vídeo, titulado “Ocio sexista que no ayuda a fomentar la igualdad”. Sería bueno que tomaran nota y dieran ejemplo, porque, ciertamente, no sabemos dónde está o para dónde mira el comité de supervisión de contenidos infantiles, ya que la vulneración de los derechos de la infancia es flagrante y continuo en las emisiones de los distintos canales televisivos, dentro y fuera de la franja horaria infantil.

http://www.rtve.es/drmn/embed/video/2844474


“El ladrón de tiempo”

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Hay libros que nos incitan a detenernos en la belleza de lo cotidiano y de las palabras que empleamos habitualmente, casi sin darnos cuenta de su significado e implicaciones. Ayer, gracias a Sandra, conocimos el último trabajo de Nathalie Minie publicado en Edelvives, “El ladrón de tiempo”, que nos recuerda otro de sus “pequeños ladrones”, “El ladrón de palabras”, que tanto juego nos dio en clase, y que fue publicado en la entrada Tarros de palabras.
Con unas ilustraciones del día y de la noche -en las que destacan las constelaciones-, entramos en un tiempo elástico que se apura o ralentiza en función de las palabras o expresiones que se emplean: antes del lunes, al caer la noche, duró una eternidad, un instante, una mañana de verano, después de clase, falta poco, mañana será jueves, infinitamente corto…

Todo el es una continua alusión al tiempo:

¿Cuántas noches tienen que pasar? ¿Cuántos días? Le parecía mucho, mucho tiempo, infinitamente más tiempo de lo que tardan los cerezos en florecer, la luna en hacerse redonda, las manzanas en madurar, y mucho más tiempo que lo que hay que esperar para que llegue la nieve.

Necesitarán saber la hora de su próxima cita. (…) Buscaron todos los relojes de la ciudad. Contaron las horas, que giran alrededor de un gran eje si que se las vea, como el sol.

Se aprenderán los meses para imaginar otras estaciones.Sabrán que junio viene antes de julio, como el viernes precede al sábado.

Una semana, un día, una hora pueden ser mucho o poco en función de lo que se haga o de lo que se espere.
Nosotras sabemos que sobre este libro volveremos muchas, mucha veces, tanto por la belleza de la historia como por las oportunidades didácticas que nos brinda.


Termina(d)o, pinta(d)o, esta(d)o. -ao, -ao, -ao

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Las maestras de infantil siempre debemos tener el oído muy atento a los defectos del habla del alumnado, así, a lo largo de los tres años que permanecen con nosotras, en la mayor parte de los casos, ayudamos a corregir problemas en la articulación (inversiones de sílabas, omisiones, sustituciones) que, aún siendo habituales, requieren de algún tipo de intervención.
Pero ahora, en este curso, detecté un problema en mi alumnado que hasta ahora no había encontrado: la pérdida de la /d/ intervocálica en las palabras acabadas en –ado, convirtiéndose de ese modo en –ao. Participios, sustantivos o adjetivos, toda palabra acabada en –ado, pasa automáticamente a –ao. No estoy hablando tan sólo de alumnado castellano hablante, también los gallego-hablantes lo hacen, especialmente cuando se expresan en castellano como si esa fuese la forma correcta.
Soy inflexible, corrijo cada uno de eses errores, porque de lo contrario, sé que se convertirán en un hábito con el que tanto las familias como las demás personas adultas son muy laxos, no hay más que escuchar las intervenciones televisivas o radiofónicas de presentadores/as, actores, actrices, políticos/as, casi todos ellos/as están cansaos, agotaos, sobraos o abandonaos.
Inicialmente, esta pérdida de la /d/ intervocálica en participios, era considerado un vulgarismo, más tarde ya no se daba esa distinción, pero ahora, de seguir al paso que vamos, podemos considerarlo un “hecho consumao”.


Taller de modelado

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Una de las actividades más satisfactorias para el alumnado de infantil es el modelado, de la que  huelga hablar de sus beneficios -en cuanto al fomento de la creatividad, de la destreza manual o de la adquisición del concepto de volumen-, y a pesar de todo, se practica poco. La falta de espacios idóneos o contar con grupos tan numerosos son algunos de los motivos de esta carencia. Nosotras, este curso, dado que tenemos niños/as de cinco años, de que disponemos de un pequeño rincón en el centro, y también porque contamos con una compañera de apoyo con la que hacemos desdoble del grupo -para así trabajar 12-13 niños/as en dos sesiones semanales en dos días sucesivos-, decidimos dedicarle un poco más de atención.

Comenzamos ya en el mes de septiembre, así en un primero intento modelamos con pasta blanca empleando la técnica del ahuecado. En esta ocasión, aprovechando las conchas que aún nos traían de la playa, quisimos hacer un recuerdo del verano. Tras el  tiempo de secado -hasta que coge dureza suficiente y pierde la humedad- le dimos una capa de barniz para que así lo puedan emplear para guardar sus “tesoros”.

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Ver presentación: Pasta branca recordo do verán

Modelado souvenir verán_14

Tras el éxito de esta primera pieza, y con la mala conciencia de no dejar total libertad creativa, volvimos a modelar pasta blanca, pero en esta ocasión con tema libre. Para nuestra sorpresa, y después de algunos frustrados intentos iniciales, los niños/as pedían nuestra ayuda o copiaban lo hecho por los compañeros. Posiblemente, en un primero momento hay que dar pautas para conocer las técnicas y luego dejar la creatividad. En cualquiera caso, todos y todas quedaron bastante contentos de sus obras, que ganaron mucha presencia con el soporte y con un toque de color.

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Ver presentación: Pasta branca tema libre

Modelado tema libre

En la tercera ocasión empleamos arcilla, así pudieron apreciar las diferencias de color, de textura y de mayor rapidez de secado. De esta vez hicimos impresiones de hojas de árboles, escribiendo su nombre con un palillo. Dejamos secar, y a lo largo de los días veían como, por efecto del secado de la arcilla y de la misma hoja, ambas se iban desprendiendo. Antes de sacarla dimos una capa de color.

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Ver presentación: Arxila

Modelado arxila

En el cuarto taller, modelamos con pasta de papel –más húmeda, más caliente y más ligera-. Para apurar el secado y evitar roturas, hicimos pequeñas figuritas al estilo de las de San Andrés de Teixido, a medio camino entre animales fantásticos y elementos reales. Dado su reducido tamaño, y de cara a su exposición, las montamos sobre tableros como escenas en volumen.

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Ver presentación: Pasta de papel

Pasta papel

Para la quinta sesión elaboramos pasta de sal, y ante el temor de que secasen o de que se fragmentaran con facilidad, decidimos hacer unos medallones en los que incrustamos granos de maíz, garbanzos, arroz, habas, lentejas o sésamo. Lo presentamos también sobre chapa a modo de collage.

Ver presentación: Pasta de sal

Pasta sal

En la clase de 4 años también hicimos algún trabajo como este “Souvenir do verán“, con pasta de papel y elementos de la playa.

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Ahora tenemos montada una exposición con las obras a fin de que pueda ser vista por los compañeros y compañeras, así como por las familias.

Puede que hasta que vuelva el calor no hagamos más modelado, pues la falta de un horno o de una zona de secado dificultaría mucho, pero dejamos pendiente la experimentación con otras pastas como por ejemplo la de arena.

Volveremos porque el placer de hacer algo con las manos, algo a lo que ellos dan forma entre el tacto y los ojos, con principio y fin, y que por encima, perdure, no es algo para olvidar.

Mientras tanto, aprovecharemos para darle a conocer algunas muestras de la cerámica de Galicia y de otros lugares del mundo, conocidas por su belleza, utilidad o historia.



Veto a los catálogos de juguetes

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Ya de lleno en la “Campaña de Navidad”-a pesar de que aún estamos a cuarenta días de la fecha-, tomamos una decisión: prohibir la entrada de catálogos de juguetes en el aula. Así de tajante y radical. No permitiremos que durante el período escolar los niños/as ocupen su tiempo mirando y discutiendo con los compañeros/as por lo que le van a pedir a los Reyes Magos, a Papá Noel o a quien toque ser este año el personaje dadivoso.

Para las personas adultas no creemos sea preciso dar más explicaciones de esta decisión; para el alumnado es muy fácil: la escuela no es lugar para esos menesteres. Aquí tenemos el deber –es nuestra tarea- la formación integral de los pequeños; entre otras muchas, debemos procurar formarlos como personas que no se dejan llevar por el consumismo feroz, prendiendo en ellos el sentido crítico, y, ciertamente, los catálogos de juguetes con los que las grandes cadenas tienen a bien deleitarnos en estas fechas, no van en la misma línea que los principios por los que se rigen los proyectos educativos de los centros.

Hay a quien las prohibiciones le levantan un sarpullido, pero en algunos casos, la escuela tiene que posicionarse y no dejarse llevar por lo que marcan los mercados. Hace años, cuando algunos maestros y maestras prohibieron las golosinas, chucherías, bollería o bebidas edulcoradas, también pudo parecer excesivo, y sin embargo, se consideró necesario, de modo que, hoy en día, esta norma es defendida en casi todos los Claustros y Consejos escolares. Pues ahora, debieran ser estos mismos órganos escolares los que tomasen las riendas del asunto en lo que a catálogos de juguetes se refiere, ya que, van en contra de todo lo que se pretende inculcarle al alumnado en los centros educativos.

La elección, el consumo, la racionalización o no de juguetes en estas fechas es un asunto de índole familiar, por ello, la escuela dará pautas sobre el consumo responsable, pero nunca podrá ser partícipe, inductora o consentidora de esta orgía del dispendio.

Sin el ánimo de parecer nostálgicas o críticas, muchas veces pensamos sobre esta “necesidad”actual de que los críos elijan lo que van a querer con antelación (para así anticipar y repartir el gasto según recomiendan desde las asociaciones de consumidores), con precisión de marcas y lugares donde comprar regalos (para evitar devoluciones), y llegamos a la conclusión de que los Magos de antes o eran más listos o escuchaban más a los niños/as, porque siempre acertaban con lo que querían, mostrando así, de verdad, sus cualidades adivinatorias. Eso era lo que los convertía en algo especial y mágico.

Bien sabemos que habrá quien nos replique diciendo que aprovecha los catálogos para trabajar la lengua escrita o los números. Ya, pero hay alternativas; no son materiales insustituibles. Que piensen en las consecuencias de “bendecir” los catálogos en las escuelas.

Y ya de paso, metidos en esta materia, también sería bueno que los Claustros y Consejos escolares hablaran seriamente sobre las visitas de personajes navideños, dando argumentos pedagógicos que vayan más allá de que “les taaaanta ilusión a los pequeños”. Esto ya lo hemos abordado muchas veces en InnovArte, y seguimos sin entender cómo centros educativos en los que la diversidad cultural, religiosa o étnica es una realidad patente; cómo asociaciones de padres y madres comprometidos con la educación de los hijos/as; cómo técnicos municipales o dirigentes de ayuntamientos (que presumen de progres), pueden sucumbir al encanto de disfrazarse de Pajes, Carteros, Reyes Magos, Santa Claus, Apalpadores, etc, y acabar haciendo una tournée enloquecida en la que tan sólo le preguntan a los pequeños “¿Y que me pides?, ¿Qué quieres que te traigamos?, ¿Ya escribiste carta?”. Nos parece imposible que se pueda admitir esto en centros en los que supuestamente se pasa el curso tratando de inculcarle otros valores al alumnado. Pode ser que unos estén tan ocupados disfrazados y los otros disfrazándolos que no tengan tiempo para escuchar o para pensar el motivo o razón de estas visitas. Pero ahora, aun con tiempo, podrían preguntarse si todo lo que se está haciendo en las escuelas resistiría un análisis riguroso desde el punto de vista de los principios educativos por los que se deben regir.


El árbol de las mariposas amarillas

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En esta ocasión todo empezó con un poema sobre el otoño, de la argentina Laura Forchetti, que nos envió la madre de una alumna, en el que se hace un símil entre las hojas que caen y las mariposas amarillas. Pero aquí, en nuestra zona, -con nuestros árboles autóctonos, con el retraso en los cambios de color y de caída de la hoja-, había que echarle mucha imaginación. Hasta que un día volvimos a un álbum ya clásico para nosotras, “El otoño” , de la también argentina Claudia Degliuomini; en aquel momento, viendo aquellas ilustraciones, vimos el paisaje del que nos hablaba Laura Forchetti: tonos anaranjados, amarillos, rojos y hojas que parecían mariposas, las del ginkgo biloba. En la última página, en la que Claudia habla de sí misma, aparece una fotografía de una caja de acuarelas con unas hojas de ginkgo. Así, decidimos hacer un mural del otoño que sustituyese al del verano. Pintado con acuarelas de tonalidades marrones, ocres y con unas breves frases (algunas copiadas y otras inventadas) que dan idea de lo que es esta estación. Se completa finalmente con las hermosas hojas del ginkgo, de las que los niños, en principio, dicen les recuerdan abanicos y corazones.

Una compañera del centro nos habla de una hermosa leyenda oriental en la que se explica la existencia de los ginkgos, así como la razón de que sus hojas tomen el color amarillo y tengan forma de alas de mariposa. Merece la pena leerla. Lo que todavía no descubrimos es por qué algunas hojas tienen forma de corazón. Entonces empezamos a buscar información en la red, descubriendo que este árbol es un “fósil viviente”, que ya existía hace millones de años, incluso en la época de los dinosaurios. También supimos que es el árbol sagrado del Japón; que es motivo protagonista de infinidad de representaciones artísticas, en joyería, pintura, escultura, artes decorativas, arquitectura, etc. Así mismo, supimos de sus usos en la medicina alternativa. El ginkgo biloba es conocido como un árbol milagroso.

Todo esto trasciende a las familias del alumnado, y un padre nos informa de que hay dos ejemplares de ginkgo en nuestra localidad. Los niños y niñas, advertidos de que el espectáculo del árbol de las mariposas amarillas sólo dura unos días, aprovechan para visitarlos y recoger hojas que traen al aula y con las que hacemos bonitas composiciones.

Están tan maravillados con este descubrimiento arbóreo que nos piden hacer un cuadro –como el mural pero en pequeño- que puedan llevar para sus casas. En un giro de los nuestro, copiamos en el lienzo el poema de Laura Forchetti que dio inicio a todo y decoramos con mariposas amarillas del ginkgo biloba. Como curiosidad, un poema de Goethe decorado con hojas de ginkgo.

Un viaje circular. Una sorpresa de este otoño 2014 que recordaremos siempre que veamos alguno de los escasos ejemplares de ginkgo que hay en nuestra comunidad.

 

 

Ver presentación

otoño


“Los cansados”

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Todas las maestras (y maestros) de infantil nos sentimos orgullosas cuando, a finales de ciclo, echamos la mirada atrás recordando cómo era nuestro alumnado cuando entró en la escuela y valoramos los cambios acaecidos en ellos en estos tres años. Esta es la mayor satisfacción de nuestro trabajo. Siempre nos parece que ya los encaminamos bien: hablan y manifiestan actitudes de compañerismo, de responsabilidad con el medio y con la sociedad, saben docenas de maneras con las que ocupar su tiempo, disfrutan con los libros, se refieren con afecto a las personas con las que se relacionan … Lo que no sabemos es qué pasa después. Más tarde, cuando vemos en los medios episodios de violencia familiar o escolar, cuando vemos comportamientos vandálicos, cuando los vemos absortos con sus smartphones incomunicados con su entorno, cuando los escuchamos en programas televisivos hablando de sus sueños (ser famosos, ir de shopping, no hacer nada…), entonces, es cuando nos preguntamos qué es lo que pasó en tan sólo diez años.

No paramos de darle vueltas a esto; leemos, reflexionamos, analizamos, pero nunca acertamos en lo que nos equivocamos escuela, familia y sociedad. Hay quien cree que es un problema educativo, hay quien le echa la culpa a la familia, hay quien piensa que la clave está en la disciplina, y quienes ponen el acento en la libertad,  o en el cambio de enfoque, del tipo que sea.

Por ello, compramos este libro en cuanto lo vimos en la librería. “Los cansados”, se presenta como una novela (que no lo es) que penetra en el mundo desconocido de los hijos y en el no menos desconocido de los “postpadres”. Los cansados son los hijos adolescentes, que, por lo general duermen cuando todos los demás están despiertos; chicos y chicas que dejan todo encendido, nada apagado; todo abierto, nada cerrado; todo empezado, nada acabado. Michele Serra, su autor, tiene una mirada implacable hacia los hijos y hacia los padres, y narra los conflictos, las ocasiones perdidas, o sentimientos de culpa, preguntándose qué es lo que pasó, cómo pasó y dónde nos perdimos.

Ya en las primeras páginas encontramos una reflexión del padre que podría dar para un largo debate.

“Pienso en lo fácil que ha sido quererte de niño. En lo difícil que es seguir haciéndolo ahora que nuestras estaturas se han emparejado, tu voz se asemeja a la mía y reclama por tanto el mismo tono y volumen, las dimensiones de los cuerpos son las mismas.

El amor natural que se siente por los hijos de niños no es un mérito. No requiere habilidades que no sean instintivas. Incluso un idiota o un cínico es capaz de ello. (…) Es años más tarde, cuando tu hijo (el ángel inepto que te hacía sentir como un dios porque lo alimentabas y lo protegías; y a ti te gustaba creerte poderoso y bueno) se transforma en un semejante tuyo, en un hombre, en una mujer, en definitiva, en alguien como tú, cuando quererlo exige las virtudes que cuentan. La paciencia, la fortaleza de ánimo, la autoridad, la severidad, la generosidad, la ejemplaridad…, demasiadas, demasiadas virtudes para quien, mientras tanto, trata de seguir viviendo.”

Una visión de un “padre titubeante”, que, con su “relativismo ético”, considera que esta generación de snobs de nuevo cuño, precisan hacer de la necesidad virtud: “habeis llegado a un mundo que ya ha agotado todas las experiencias, digerido todos los alimentos, cantado todas las canciones, leído y escrito todos los libros, librado todas las guerras, hecho todos los viajes, amueblado todas las casas, inventado y luego desmontado todas las ideas…, y pretender, en este mundo usado, oíros exclamar: “¡Qué bonito!”, veros avanzar entusiastas siguiendo caminos consumidos por millones de pasos, eso no, no queréis -podéis, debéis-concedérnoslo.

Creemos que es una lectura recomendable con la que, por momentos, nos sentiremos identificados, incluso cuando el padre, con la sinceridad que impregna todo el libro, se pregunta “Cuántas veces, en lugar de mandarte al carajo, hubiera debido abrazarte. Cuántas veces te abracé y, en cambio, hubiera debido mandarte al carajo.”


Performance otoñal

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A lo largo del curso hacemos muchas actividades, algunas muy prolongadas en el tiempo, y otras muy espontáneas, que surgen en el momento y que a veces pueden ser tanto o más satisfactorias que las otras.

En este caso, en la clase de 4 años, con las hojas recogidas por el alumnado, surgió una de esas tan efímeras como divertidas: hicimos una performance otoñal en la que los niños y niñas, por parejas, le hacían sentir al otro/a que era un árbol lleno de hojas, que poco a poco van perdiendo al tiempo que el viento los hace mecerse y el frío se incrementa.

Se pueden ver todas las fotografías en el blog de aula.


Plantando cactus de Navidad en macetas de autorriego

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Seguimos buscando soluciones al problema del riego de nuestras plantas en períodos vacacionales. Así, ya mostramos en unha entrada anterior como optamos por la plantación de crasas o suculentas, ya que estas variedades tienen la cualidad de almacenar agua que van liberando según sus necesidades. Para nosotras, este es un pretexto válido, al hilo de nuestra vida cotidiana, que llena de razón el hecho de ponernos a plantar plantas, conociendo posibilidades, variedades, cualidades, usos, etc. No se trata de hacer por hacer, si no de hacer con sentido.


Hace más de un mes preparáramos para enraizamiento esquejes de un cactus de Navidad que nos había traído un alumno. Ahora, transcurridas varias semanas, comienzan a verse pequeñas raíces, por lo cual consideramos que estaban listos para ser trasplantados. Además, en alguno de los “hijos”, ya pueden verse flores; recordemos que precisamente se llaman cactus de Navidad porque florecen en esta época.
De nuestras búsquedas en la red tomamos una idea que vimos en la web La Bioguía (espacio muy recomendable): las macetas de autorriego hechas con botellas de plástico. El esquema es muy sencillo: cada una de ellas cuenta con un pequeño depósito de agua, del que la planta toma agua a través de un cordón que hace de conductor de la humedad, así pueden pasar semanas, incluso meses, sin necesidad de regar estas plantas.
Explicada la propuesta a nuestro alumnado y valorada su pertinencia, escribimos una nota para solicitar botellas a las familias, que les enviamos junto con un esquema del uso que les daríamos. Luego, incluso hicimos una prueba para comprobar que efectivamente el cordón lograba llevar auga y humedecer la tierra. Las preparamos y nos dispusimos a llevar a cabo todos los pasos precisos para la plantación. También aprovechamos para plantar las semillas de aguacate y de mango, ya que tienen una germinación muy rápida y vistosa. Todo ello, pasa para nuestro “invernadero” (un espacio acristalado bajo la rampa que conecta el patio con la planta baja de nuestro centro.


Tan sólo nos queda por hacer un seguimiento del tiempo que puede transcurrir sin tener que regar, para lo que preparamos una hoja de control, una por cada niño/a y maceta, en la que en fechas determinadas(cada 15 días en invierno), comprobaremos si aún hay agua en el deposito y si la tierra permanece húmeda.

Ver presentación.

Autorriego-cactus de Navidad

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, para nosotras, las plantaciones en la escuela son la forma más acertada de mostrar el ciclo vital de las plantas, pero esto no tiene por que suponer grandes gastos, ni hay por que comprar plantas ni macetas ni tierra, ya que hay alternativas más sostenibles, educativas y coherentes con los valores ambientales y relacionales, promoviendo el hecho de compartir y de saber esperar los tiempos de la naturaleza.


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